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I am by nature a dealer in words, and words are the most powerful drug known by humanity. Twitter: @trujielena

miércoles, 31 de octubre de 2012

Miedo

Si cierro los ojos aún puedo sentirlo.

Mi primer temor apareció el día en el que me confirmaron que me daban una beca para ir a estudiar a Estados Unidos. Pedí la beca un día antes de que finalizara el plazo y por el típico “por probar”. Al poco tiempo me informaron de que me la habían concedido y apareció bajo mi brazo una decisión que marcaría un antes y un después en mi vida.

Decantarme por el sí o por el no, no fue fácil. Nada fácil. Era absurdo, pero solo había una cosa que me paraba; el miedo. Miedo a sentir soledad, a andar perdida, a no entender el idioma. Miedo a tomar un avión que cruzara el océano, que me alejara de mi vida, de mi estabilidad.

Opté por el sí. ¿Pensáis que el miedo desapareció? Qué va, aún engordó más. Era como si le hubiera alimentado, y de qué manera. La cuenta atrás fue escalofriante. Te sientes como dentro de un cañón de circo. El miedo se mezcla con la adrenalina por salir volando de un momento a otro.
Un día alzas el vuelo. Apareces en el aeropuerto con lágrimas en los ojos despidiéndote de tu familia con un hasta luego.En ese momento si que no hay marcha atrás.

Yo exterioricé todo mi miedo cuando pisé tierras americanas; cuando entré en la habitación que sería mi nueva casa durante estos cuatro meses. Cuando me separaron de Amparo, mi compañera de viaje y mi único vínculo con mi realidad. El miedo salió; y de qué forma. Fue un sentimiento muy angustioso, el peor momento que he pasado en Coe College. Una tortura. ¿Sabéis cuánto duró? Dos horas.

¿Y luego? Felicidad.










Todo el miedo desaparece y se sustituye por un sentimiento radiante que te hace sonreír cada día. Es como volver a nacer. Descubres un nuevo mundo que hasta el momento desconocías. Descubres otros comportamientos, otras culturas. Descubres a personas espectaculares que nunca habrías conocido si no fuera por u maldito miedo. Descubres lo que es la independencia. Descubres lo que es no tener hora para llegar a casa. Descubres lo que es no tener casa. Lo que es volar.
Descubres lo importante que es lo que tienes en el otro lado del charco. Lo que es echar de menos, lo que es querer a alguien. Descubres lo que es vivir el momento, lo que es aprender cada día cosas nuevas. Descubres lo afortunada que eres cada minuto de tu vida por estar viviendo esta experiencia que cambiará por completo el rumbo de tu vida. Te descubres a ti misma.



Descubres que la persona que estaba a tu lado en el avión, la que en un principio era simplemente una compañera de viaje, ahora es más que eso. Descubres que ahora es tu familia, tu amiga, tu apoyo. Sabes que siempre habrá un vínculo que os unirá porque las dos habéis sentido miedo y las dos habéis sido extremadamente felices viviendo lo que estáis viviendo. No hay nada más especial.

 


El tiempo ha pasado como en la mayoría de los casos, volando. Queda menos de un mes y medio para coger de nuevo el avión que me devuelva a la realidad. ¿Y sabéis que? El maldito miedo ha vuelto de nuevo. Tenemos miedo. ¿Qué pasará cuando dejemos todo esto atrás? ¿Cómo encajaremos de nuevo en la realidad? Como me gustaría contestar a estas preguntas. Qué pena que es sólo algo que puede hacer el tiempo.


No dejéis pasar ningún tren por delante vuestra sin cogerlo porque puede que sea el último. Las oportunidades aparecen enfrente tuya porque así lo quiere el destino y si las dejas escapar por el miedo este tendrá poder sobre ti toda tu vida.

El miedo no puede conmigo.
Yo puedo con el miedo.
Ahora sólo es un compañero más de habitación.
Pero está bien, me hace compañía.
Está bien porque se que con el tiempo se transformará de nuevo en felicidad.
Felicidad por veros, por estar de nuevo cerca vuestra; porque os necesito.
Felicidad por recordar que un día conocí al miedo, que me lo comí con patatas fritas y que gracias a eso viví la experiencia de mi vida.
Gracias al miedo soy lo que soy.
Gracias al miedo somos lo que somos Amparo.

Nos queda poco tiempo aquí. ¿Sabes qué podemos hacer?

Comernos el mundo...si es que aún nos queda algo.

Elena Trujillo

jueves, 20 de septiembre de 2012

Catalonia VS Spain


Last Tuesday 11 September was a special day in Catalonia, Spain. The Catalans took advantage of the annual Diada holiday in the region to take the street with only one message: "Catalonia: the New European State". This autonomous community of Spain with 7,565,603 population has spent several years fighting for the independence from Spain. In the beginning it seemed just a simple idea that had many Catalans, but now this fight is a reality because of the crisis.

Catalans leaders say that their wealth is being affected by the central government and they complain about paying billions of Euros more in taxes than they receive from the capital, Madrid. Moreover they can’t understand the situation because they have been forced to fire workers and cut services too. The outpouring on Tuesday was a sign that the economic crisis has transformed issues of cultural identity into a mainstream political movement bent on autonomy. More than half of Catalonia’s population favours the independence and his regional president, Artur Mars, has suggested he could seek independence if he is not given more control over tax raised from Catalonia. They have a clear idea; they are going to speak with Mariano Rajoy, Spanish president, to get the Tax Pact because they want that Catalonia Government to control its own tributes.


Catalonia is an autonomous community of Spain that borders France and Andorra to the north and the Mediterranean Sea to the east. Catalans speak a language similar to, but distinct from, the Spanish spoken in the rest of Spain. It has produced a strong nationalism feeling in Catalonia and the 50% of the citizens don’t feel themselves as Spanish. Moreover, they consider that their regional government is strong enough and self-sufficient from the central government in Spain, commanded by a conservative party “Partido Popular”. For this reason they consider that the current situation in Spain, that is on the verge of asking the rescue to Germany, is affecting Catalonia negatively because they have to accepted all the political decisions.

Today, his regional president, Artur Mars has met with Spanish president, Mariano Rajoy to deal about the Tax Pact. With this pact they want to be the owners of his regional money and it means manage, collect and liquidate most taxes. However, the government answer has been negative and Mars has announced momentous changes,  include advanced elections in Catalonia.  For the time being the Catalonia future is uncertain, as Spanish’s future. I don’t believe in the independence of Catalonia and I think that most of the Catalans don’t believe in it neither. It’s only a dream, a future image. It’s only it. They know that independence means responsibility to control their own money and no submission to Spains policies, but they know that it has a lot of dangers and that can not be reversed. 

Anyway, the only thing that is clear is that this is another stone that is sinking the Spanish ship.

Elena Trujillo

sábado, 1 de septiembre de 2012

Intercambio cultural


Calificamos a las personas sin conocerlas. Antes de venir aquí tenía la creencia de que los americanos eran totalmente cerrados. También pensaba que los asiáticos no compaginarían conmigo en mi día a día. Fail. Los estadounidenses son incluso más extrovertidos que los españoles ( y mira que eso es difícil) y mi relación con los asiáticos es perfecta.


Cada mañana, tarde o noche, cuando camino por el Campus me encuentro con todo tipo de gente. No les conozco, pero ellos me saludan todos los días e incluso algunos se paran para conocer mi nombre y más acerca de mí. Son extremadamente amables y educados y yo creo que podrían donar algo de su comportamiento a la cultura española. Por otro lado, es curioso, parecen mucho más mayores de lo que realmente son. Tú puedes hablar con un chico o chica y concluir al instante que tiene 24 años. Mal En la mayoría de caso no tienen ni 18. La explicación es muy sencilla. Tanto en América, como en Coreo, Japón o Ghana y demás países (creo que todos menos España) , los jóvenes se independizan por primera vez cuando empiezan el instituto. Es decir, su filosofía de estudio se basa en vivir en una residencia de estudiantes de un instituto o universidad. Es decir, mientras nosotros en el instituto aun esperamos la merienda de nuestros papás, ellos al mismo tiempo, están aprendiendo a cocinar, hacerse la colada y cuidar de si mismo. Esto se traduce en responsabilidad. Quizás sea esa la razón por la que al llegar aquí a la universidad son totalmente maduros y parecen mucho más mayores de lo que en realidad son.


Por otro lado están los asiáticos. Cuando vemos a uno siempre pensamos lo mismo: es chino. Pero no, no es así. Y siento romper algunas creencias con esta afirmación. Tenemos que aprender a diferenciar a los chinos de los japoneses, y a los japoneses de los coreanos ya que son personas totalmente diferentes. Sí, puede ser que en apariencia sean parecidos (miente quien no ha dicho alguna vez: todos los chinos son iguales), pero las diferencias en personalidad y cultura son bastante significativas. Solo hay una cosa que he encontrado en común con todos ellos… su pasión por las fotografías y por hacer el símbolo de victoria en todas ellas. Antes de venir aquí bromeaba con mis amigas… “Ya verás de aquí nada me ves en Facebook con mis amigos los “chinos” haciéndome fotos graciosas”. Aquí están. 







CONTINUARÁ.....

Elena Trujillo

domingo, 26 de agosto de 2012

Aquí empieza el cambio


El cambio es difícil. Mucho. Del día a la mañana te encuentras en otro lugar totalmente diferente. No es solo la temperatura, ni la gente que te rodea, ni la comida, ni la hora; sino también el idioma. De repente es como si estuvieras intentando ver una de tus series preferidas en inglés (y sin subtítulos). Sí, todos lo hemos intentado alguna vez. Hay gente enfrente tuya, mirándote y hablándote. Tú concentras la mirada en su boca e intentas coger al vuelo alguna palabra que te sirva de contexto para después asentar la cabeza y soltar un sutil “yes, yes”, unido con una sonrisa. Eso es solo el primer día, claro.

El segundo ya eres capaz de contestar alguna pregunta con una ( o como mucho dos palabras). El tercer día ya entiendes (algo)  y empieza tu labor como estudiante de inglés en América: hacer pequeñas entrevistas. Es decir; ¿What’s your name? ¿How old are you?, ¿What are you studying here? o incluso ¿Why do you decide to come here?

Asumir el cambio de hora también es muy complicado.¿ Conocéis eso del jet lag? Pues es totalmente real. El primer día que llegué a Coe College (Iowa) me acosté sobre las 22.00 horas. A las 03.00 horas estaba en mi cama totalmente despierta. Estaba segura de que ya era hora de levantarse ya que en España eran las 10.00 de la mañana. Vaya jaleo.

Normalmente se suele decir que los americanos van un paso por delante de los europeos. Yo ya he descubierto porqué. Ellos se levantan todos los días (sí, da igual que sea fin de semana o festivo) a las 7.00 de la mañana o como muy tarde a las 08.00. Desayunan en ese intervalo de tiempo y a las 11.00 ya han comido. Curioso, nosotros en España a las 11.00 horas ni nos hemos levantado. A las 17.00 horas es su hora de comer. Nosotros nos acabamos de despertar de la siesta. ¿En qué se traduce eso? En que los días aquí son eternos. Eternos para nosotros claro, para ellos es perfecto porque aprovechan al máximo todas las horas de sol para hacer deporte u otras actividades.

Esto es solo el principio. Aquí empieza el cambio. 

Elena Trujillo

lunes, 23 de abril de 2012

La luz de la esperanza


Todavía recuerdo esa extraña sensación. En un primer momento me atrapó su aroma y textura. Olía a mamá y eso me tranquilizaba. La seda se deslizaba por mi cuerpo con suavidad produciéndome algún que otro escalofrío. Me sentía fuerte con él. Me sentía mujer. Era el momento que llevaba esperando desde que era solo una niña. Sabía que ese momento llegaría, lo que pasa es que llegó más pronto de lo que me esperaba. Tenía solo 13 años.

Recuerdo el día en el que salí a la calle con él. Papa estaba a mi lado. Me dijo que estaba especialmente guapa. Sonreí, aunque él no lo pudo ver. Fuimos al mercado, mamá necesitaba un poco de arroz para hacer la comida. Me alegré de encontrarme a Amal. Era una de mis mejores amigas y todas las tardes jugábamos juntas en casa. Me miró, pero no me reconoció. Qué despistada era siempre. "Amal, estoy aquí" grité. De repente sentí una presión en mi mano. Papá me apretó y me dijo que ahora que era una mujer no podía ir por la calle gritando. No lo entendía, él era el que ahora me estaba gritando a mí y delante de todos. Amal me miró, agachó la cabeza y prefirió mirar a otro lado. Pronto aprendí que lo mejor era mirar hacia otro lado.

Ahora veía el mundo de forma diferente. Más oscuro, más fragmentado. No podía divisar lo que me rodeaba con claridad. Miraba hacia los lados y sólo veía oscuridad. La oscuridad me acompañaba desde que me lo puse. Lo que en un principio era para mí una ilusión, pronto se convirtió en una prisión. No sabía lo que significaba vivir con un burka hasta que me lo puse.


Llegué a casa llorando. Mamá me abrazó. Papá me pegó, varias veces. "Deja de llorar como un niña" me repetía. Lo que no sabía es que eso era lo que era. Una simple niña y quería seguir viviendo. Con luz. Con vida. Con libertad.

Estaba acostumbrada a que no entrara mucha luz en casa. Donde yo vivía estaba prohibido que la gente viera a las mujeres a través de las ventanas. Teníamos un balcón enorme, pero nunca pude asomarme por él. A Salim, mi hermano pequeño, le encantaba ver el amanecer desde ahí. "Es como si alguien encendiera el mundo" me contaba. A mi me gustaba imaginar la luz recorriendo todas las calles de nuestro pueblo. Esa luz que tanto anhelaba desde que me había puesto el burka.

                                                                                                          EFE

Con el tiempo me fui acostumbrando al él. Fui asumiendo la clase de mujer en la que me tenía que convertir. Ahora comprendía el porqué de las lágrimas de mamá cada mañana cuando el papá se iba a trabajar. En un principio,  pensaba que eran por tristeza al ver que papá se iba durante todo el día, pero enseguida comprendí que era todo lo contrario. Eran lágrimas de alegría por el ansia de saber que durante ese tiempo nadie la podría tocar. Eran lágrimas de libertad.


Siempre he sido una chica soñadora. Desde pequeña cogía los libros de mi hermano del colegio. Miraba las fotos. Era lo único que podía hacer, no sabía leer. No me habían enseñado. Un día vi algo que me marcó mucho. Era un mapa, eso me dijo Salim. Me señaló con el dedo donde vivíamos, Kabul. Me sorprendió saber lo grande que era el mundo que nos rodeaba. Nunca me podría haber imaginado que habían tantos continentes y océanos. Mi hermano era un chico muy inteligente aunque sólo tuviera 10 años. Me contó que habían muchas partes del mundo donde vivían mujeres profesoras, médicas y periodistas. Me contó que habían lugares donde las mujeres eran libres. Esas mujeres, me explicaba, podían salir a la calle sin su mahram y además no tenían porque llevar burka. Ese mismo día Salim me dijo, "¿te imaginas un mundo donde se tratara a las mujeres y a los hombres por igual? ¡Sería muy guay!".


Fue una de las últimas veces que escuché decir a mi hermano algo así. Cinco años más tarde sólo se dirigía a mi para gritarme, mandarme e incluso pegarme. No le culpo. Nuestra cultura le atrapó en sus redes igual que a mi. Sólo éramos víctimas.

Durante muchos años estuve alimentándome de mis lágrimas y aún así me moría de sed. Sed de volar. Sed de libertad. Sabía que tenía que salir de allí, pero había algo que me paraba. Sí, mamá y mi querida amiga Amal me paraban. Eran las únicas personas que conseguían hacerme sonreír.

Llegó un día en el que lo comprendí. Fue la señal. Asesinaron a Amal tras ser violada una noche de sábado, interpretaron que fue un acto de infidelidad. Su propio padre le tiró piedras mientras la lapidaban.El mismo día de su muerte tomé la decisión. Me acerqué a mamá en casa. Me quité el burka. La rodee entre mis brazos con fuerza y le dije que era el final. Te quiero le susurré. Te quiero más que a nada en esta vida y no quiero que te sientas sola. Volveré mamá, volveré a por ti. Te lo prometo. Porque te quiero, te quiero y no voy a permitir que nadie nunca más te haga daño.

No dijo ni una palabra. La miré a los ojos. Era lo único que se descubría tras su burka. Siempre recordaré esa mirada. Era indescriptible. Guardaba tristeza, una tristeza muy profunda y a la vez felicidad. Sí, felicidad. Mamá sabía que quería volar y también sabía que nadie podría cortarme las alas. Ese día dormí abrazada a ella toda la noche. Tuve suerte, papá y Salim pasaron la noche fuera de casa. Algo habitual. A las seis de la mañana me levanté, cogí de la mano a mamá y le dije que me acompañara. Las puertas estaban cerradas por completo, las abrimos y una luz naranja nos deslumbró. Fue lo más bonito que he visto en mi vida. Vi como el mundo se encendía y como esa luz encendía la esperanza de mi madre. Ver el amanecer en el balcón de casa junto a mamá fue lo más bonito que me ha pasado en la vida. "Te quiero mucho mi Sol" me susurró mamá mientras lloraba.



Esas fueron las últimas palabras que escuché de mi madre. Nunca más volví a verla. En el camino a la libertad me cortaron las alas. Este es el tercer año que paso en prisión. Mamá nunca supo lo que me pasó. Pero hay algo que me alivia. Sí, hay algo que me deja seguir luchando. Soy su Sol y seguiré luchando esté donde esté para seguir iluminando de esperanza su oscura vida.

Elena Trujillo

miércoles, 4 de abril de 2012

Y llegó la borrasca


No puedo saber con exactitud cómo se sienten los sevillanos estos días, aunque sí que me puedo hacer una idea. Vivirán un sentimiento amargo y tristeza, mucha tristeza. Tristeza como la que puede sentir un novio que se queda en el altar esperando a alguien que nunca llega. Esa impotencia que se siente cuando estudias durante meses para un examen, llega el día, y te quedas en blanco. Esa rabia que te reconcome cuando luchas durante toda tu vida por tus derechos y llega un día un Gobierno, que te los quita.

El cielo debería haber dado una bienvenida cálida a la Semana Santa en Sevilla. El tiempo debería haber hecho ese regalo a todas esas personas que tienen esperanza y viven con intensidad unos días al son de los tambores.
Pero no, es imposible. Es imposible que puedan haber destellos de Sol cuando está llegando una borrasca inmensa que ataca con dureza a toda España. Es imposible que los españoles sigan teniendo esperanza cuando el PP nos la quita poco a poco.

Mariano Rajoy ha presentado los primeros presupuestos de su gobierno. Presupuestos restrictivos, críticos, exigentes, austeros y dolorosos que traen la borrasca a nuestro país.
Nuestras cuentas públicas sufrirán un ajuste de 27.300 millones de euros y los sectores más afectados, serán como no, los que más nos interesan: Educación, Cultura y Sanidad. Y encima, llueve. Llueve y seguirá lloviendo durante mucho tiempo hasta que alguien se decida a hacer algo para recuperar la luz del sol.

¿Qué nos queda? Pues imitemos a los sevillanos. Ellos no pierden nunca la esperanza y por muy oscuro que esté el cielo siempre siguen mirándolo a la espera de algo; de que salga el Sol. 


Elenita nada más